Así es. Dos gigantes de los microchips apuestan por un movimiento estratégico importante en nuestro continente, más concretamente en Alemania. Y es que ya se empiezan a notar los efectos de la nueva Ley Europea de Chips y, por ende, a darles la razón a quienes apostaron por ella para evitar la dependencia de Estados Unidos y, sobre todo, de Asia. Porque siempre que hay grandes cambios, aunque puedan ser negativos como es el caso de la situación vivida con la escasez de microchips, también se abren nuevas oportunidades. Ese fue el aviso que hizo espabilarse a Europa. Y vaya si despertó. Por todo lo grande.
La Ley Europea de Chips, clave en estos movimientos
En su día, Ursula von der Leyden hizo referencia a que los fondos europeos debían ir destinados a la construcción de fábricas de nueva generación, que sean competitivas y puedan generar mercado a nivel europeo. Porque antes, siendo sinceros, las fábricas europeas eran pocas y nada modernas. Pero eso era solo la primera piedra del nuevo proyecto planificado para fomentar la producción de chips europeos y una red empresarial fuerte para los sectores implicados. La segunda era financiar proyectos de investigación y que las pequeñas pymes y startups puedan acceder también a fondos de la Unión Europea para participar en proyectos relacionados con microchips y semiconductores. Así pues, la Ley Europea de Chips, ha jugado un papel decisivo en la construcción de estas fábricas de microchips… Y en todo lo que vendrá.
Intel y TSMC, marcan el camino
Ahora empiezan a llegar los resultados. Quizás solamente sean las primeras semillas, las primeras piedras de algo más grande a medio y largo plazo. Intel y Taiwan Semiconductor Manufactuing Co (TSMC), precisamente dos multinacionales de Estados Unidos y China, apuestan por Europa con la construcción de plantas que son sinónimo de un movimiento estratégico importante. Toda una declaración de intenciones.
Las ayudas y subvenciones son clave en estos movimientos, más allá de la línea que está marcando la Unión Europea para fomentarlo. Por ejemplo, el gobierno alemán también aporta una gran parte de los 10.0000 millones de euros que cuesta cada una de las plantas de TSMC y de Intel. La de TSMC se levantará en Dresden. En el caso de Intel, serán dos plantas y se espera que estén listas para su apertura antes de que finalice el año 2027. La de Intel ya se empieza a considerar como la inversión extranjera directa más fuerte en la historia reciente del país germánico.
Si quieres estar al tanto sobre el sector de los microchips, sobre semiconductores y otras noticias relacionadas con el montaje de placas y circuitos electrónicos, sigue el blog de AMMi Technologies. ¡No te pierdas ni una!