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¿El fin de la crisis de los microchips?

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Cierto es que los últimos tiempos han sido complicados para prácticamente cualquier sector. Pandemia, tensiones bélicas y la crisis económica han afectado, en mayor o menor medida, a todos los ámbitos. En el caso de la fabricación de microchips, además de estos factores, influyeron otros. Pasemos a ver qué ha sucedido en los últimos tiempos. ¿Es, entonces, el fin de la crisis de los microchips?

Escasez de chips en el mercado

La vertiginosa transformación de lo analógico a lo digital en menos de un siglo supone varios desafíos para la industria que todavía están por resolver. Y es que, prácticamente todo, hoy en día, requiere de chips o microchips.

Fueron los sectores de mayor exigencia, como el de los smartphones y el gaming, los que comenzaron a notar los primeros síntomas, especialmente a partir de la aparición del maldito coronavirus entre nosotros. Pronto otros sectores, como la automoción, lo comenzaron a sufrir también.

La rotura del equilibrio entre oferta y demanda

Y es que, como todos sabréis, en la actualidad prácticamente cualquier cosa que vemos a nuestro alrededor, cualquier dispositivo o aparato, cuenta con circuitos electrónicos que contienen uno o varios microchips. De hecho, en la automoción, existen casos de circuitos electrónicos con más de 3.000 microchips.

La culpa de la escasez, como en todos los sectores en los que ha sucedido algo similar, no es por un desequilibrio entre demanda y oferta. Básicamente, esa crisis del microchip es culpa del Covid. Pero sí existen factores que influyeron. Por ejemplo, la oferta dejó de cubrir la demanda. Una demanda creciente dentro de un sector, además, concentrado en pocas manos. Y es que no existen muchos fabricantes de microchips en el mundo ni empresas que se encarguen de trabajar con semiconductores.

Las relaciones China y Estados Unidos, con Taiwán por medio

¿Cuál es el problema existente aquí? Desde hace ya unos años, Estados Unidos se encuentra inmerso en una incesante e incierta carrera para construir una industria propia de semiconductores que pueda competir por el futuro reinado tecnológico a nivel mundial. Carrera en la que también se encuentra inmersa China, cada vez con mayor presencia en todo lo relacionado con el ámbito digital y nuevas tecnologías.

Y en esta nueva “guerra fría” económica, Taiwán juega un papel esencial. Actualmente TSMC, la empresa taiwanesa fabricante de chips por antonomasia y que cuenta con los mejores semiconductores, es una referencia en el campo y acumula un alto porcentaje de la producción mundial, habiendo ganado peso durante las últimas décadas.

No en vano, se encarga del suministro de componentes de este tipo a cientos de importantes empresas norteamericanas, como Google, Nvidia o Apple.

Ya hemos hablado de la problemática con los semiconductores y todo el conflicto entre China y Taiwán y cómo podría afectar al sector en el no tan hipotético caso de que el gigante asiático decida invadir un territorio, Taiwán, que todavía considera como propio. No hay semana que algún avión chino sobrevuele los límites cercanos al territorio de su vecino. La tensión se palpa y esto podría suponer un duro golpe para el sector. Y otro más para la geopolítica y economía mundial, todavía con la guerra Rusia – Ucrania sin resolver.

¿Es, pues, el fin de la crisis de los microchips? Quizás sea ese el mayor peligro actual para la industria. Y es que la creciente demanda supone obstáculos que comienzan a ser salvables, aunque todavía estamos sufriendo los efectos de una crisis que ha dejado huella. Como conclusión, siempre queda ser optimistas ya que hablamos de un producto indispensable para el desarrollo global en un futuro, tanto cercano como lejano.